- ¿Y qué vas a perder? - le dijo una vez con una incrédula sonrisa en la boca.
Pero ella no tenía respuesta, ni él... nadie tenía la respuesta a una pregunta tan fácil como esa.
- ¿Qué pierdes por creer en algo y dedicar tu vida a ello?. Aquel día todos hablaban de cosas sobrenaturales, de apariciones estelares, aquel día con la estufa encendida, aquel día a las cuatro de la madrugada.
Y nadie sabía responder a tan sencilla pregunta, quizá es que era en horas tempestivas cuando fue formulada, quizá fue ese golpe, a nuestro parecer, golpe no milagroso, si no intencionado. Cuando nadie miraba, cuando todos permanecían en silencio con la mirada perdida en ninguna parte... un misterioso golpe llegó a la mesa.
¿Quien ha sido?
Yo no fui, yo no fui, yo no fui
El mismo diablo debió ser, porque le llevó con él y ahora nadie le encuentra.
Hoy sí hay una respuesta a esa pregunta, hoy, que alguien vió claro lo sucedido, alguien que se fue del lado de todos ellos, hoy, cuando todavía espera que no sea demasiado tarde para enseñarles la respuesta, como una profesora ante alumnos que ni siquiera saben leer.
- ¿Qué voy a perder? Mi vida... eso pierdo ocupándome de sandeces como esta.
Encuentra tu norte, quizás así puedas ver el sur.